El pintor dejó la ventana abierta, no sé si por descuido.
Una ventana abierta es para los gatos, una de esas tentaciones imposibles de resistir. Fabi y yo nos miramos.
La libertad.
_¡¡Mrrrau!!, dijo Fabi con su acento francés. O mejor dicho: ¡¡Mgggau!!
Y saltamos.
Fabi es una gata joven y valiente. Inmediatamente tomó el control de la situación. Oteó el espacio con sus ojos entrecerrados, olfateando.
_Pogg aquí.
Y allá fuimos.
Una terraza a nuestro alrededor y una palmera rozando el suelo.
¡¡Zas!!, en la palmera y al momento en la calle. De tres saltos.
La libertad.
Una larga y ancha calle frente a nosotros y a lo lejos, el mar.
Nos apretamos, no sé si por temor o por complicidad o todo junto.
_No te separes de mi.
_Nunca me separaré de ti.
Luces amarillas de farolas, palmeras, calles solitarias.
Correr y correr hasta el mar.
Ruido de olas, olor a sal, a pescado, a noche de estrellas, a arena y algas.
La libertad.
_¿Me quiegges?
Tiemblo.
Jugar con las olas, con el viento. La noche y la mar aman a los gatos.
Volvemos a casa.
¡¡Mrrrau!!
La libertad.
2 comentarios:
te quiere?
Nunca se sabe lo que pasa por el corazón de una gata...
Publicar un comentario