El pintor, Fabi y yo, hemos pasado unos días de vacaciones.
Juntos hemos visitado el desierto, los volcanes, la mar inmensa...
El pintor, febril, hacía fotos, pintaba, observaba.
Fabi, siempre alerta, íba y venía sin decir a dónde escapaba, qué lugares había visitado, con quién había ronrroneado o de qué fuente había bebido.
Yo, ebrio de arena, de ocres, de sienas, de azules y amarillos, de luz... miro a mis amigos con los ojos entrecerrados. Añoranza, melancolía...
Suena la antigua canción del mar, siento los latidos y el calor de Fabi.
Hice un viaje peligroso. Un viaje del que solo los dioses y los gatos vuelven. Miré, cara a cara, a una dama dulce y cruel que no me quiso:
_Otro día , amigo gato. Primero tienes que pintar el alma.
Mi pintor me acaricia y Fabi se acerca para poner su pata en mi naríz.
Amigo gato: No dejes que la vida se te escape, no consientas que el dolor te pese, ni el amor, ni el desamor. Lo que llevas dentro es un tesoro que nadie te puede robar.
¿Sabes qué es lo que llevas dentro?. Es muy simple: La Luz, tu luz.